Reina roja, de Juan Gómez-Jurado
Hola humanos.
Después de tanto tiempo de silencio, vengo a hablaros de un superventas. Más de uno pensará que quién soy yo para hacer una crítica de un autor de la talla de Juan. Pues soy Loli, encantada de conocerte. Bienvenido a mi blog.
Coñas aparte, este libro me llegó de maneras extrañas. Hace mucho ya leí Cicatriz y El paciente, que al parecer es del mismo «universo», y uno de los de «dios» (ver el bonus para entender esto).
Tenía este libro en espera, y luego resultó ser una saga. Y no me gusta meterme en sagas. Sobre todo porque soy muy completista, me da todo el toc por las venas no completar la saga, y a la gente le da por morirse o escribir cosas que ya no me gustan. Esto me pasó por ejemplo con la saga Eldest, que el primero lo disfruté y luego bueh, no está mal, pero no me habría leído el tercero después del segundo. Pero debía hacerlo. ¡No lo iba a dejar a medias!
Como todo el mundo hablaba maravillas de Reina Roja, yo había disfrutado en su día de sus libros, y ahora lo veo por todos lados por eso de engancharme a Todopoderosos y Aquí hay dragones, pues lo puse en mi lista de espera. Mirando el libro en Amazon le dí sin querer a «comprar en un click» (¡qué peligro tiene ese botón, muchachos!) y ya me lo programé para marzo o abril. En enero me puse el libro de un colega (El puño del emperador, de Alberto Caliani: el no hace nada malo, así que échale un ojo), pero éste me dijo que me leyera primero el de Juan.
Así que nada, buena y obediente, empecé el año con el libro de Juan.
De qué va
Jon es un policía vasco que, por intentar ser buena gente, hace lo que no debe y se va a comer un puraco que lo flipas. Para evitar que lo empapelen hasta las cejas le dicen que tiene que ir a Madrid, conocer a Antonia, y ponerse a trabajar juntos en un caso.
Antonia, por su parte, es una tía muy inteligente que vive en semi-aislamiento desde que su marido quedó en coma por algo de lo que ella se siente culpable. Es una mujer muy crack pero muy rara que, al principio, se muestra reacia a trabajar en general, y a trabajar con Jon en particular. Pero acaba trabajando con él porque, si no, no habría libro.
Ambos se embarcan en una investigación, paralela a la policía pero con bastantes recursos, intentando encontrar a una persona importante que ha sido secuestrada. Ya te digo yo que si te secuestran a ti o a mi no llaman a estos cracks.
A lo largo de la novela se desarrolla una interesante relación entre ambos. Conocemos más de los dos personajes (#teamJon) y del pasado de Antonia, la auténtica protagonista. Avanzamos en una investigación a contrarreloj para salvar a una mujer y, como extra, vamos acompañados de Joaquín Sabina.
Lo mejor
Por una vez, la relación entre los protagonistas de sexo opuesto no acaba en relación amorosa. Vale que hacerla a ella casada y a él gay es un recurso que facilita mucho esto, aunque me da que no lo ha hecho por eso, al menos en lo que se refiere a ella. Total, ni que estar casada estuviera reñido con un tórrido romance.
La auténtica protagonista es Antonia. Agrada ver a una mujer como cabeza racional y líder de vez en cuando. Personalmente yo prefiero el personaje de Jon, del mismo modo que prefiero a Watson en vez de a Sherlock: Antonia es un poco intensita y Jon es listo, buena gente, y queda ensombrecido por la absoluta crack que es Antonia (porque lo es, eso no se puede negar). Pero vamos, que es Jon con quien me iría de copas.
La trama es interesante, el ritmo está genial y, pese a ser un libro de 500 páginas, se lee volado. Está muy bien escrito, sin florituras innecesarias, y sabe mantener la tensión en todo momento.
Me gusta mucho el narrador, con sus chascarrillos y todo. Está narrado en tercera persona conforme avanza la acción, pero con un estilo muy simpático. Habrá a quien no le guste, a mi me chirrió en un primer momento porque estoy acostumbrada a un narrador más neutro, pero cuando me acostumbré fue un añadido.
Me ha encantado ese detalle de que la yegua es de la familia, y el servicio «casi» es como de la familia. Mis dieses, Juan. Tiene muchos chascarrillos chulos como éste, muy bien traídos.
Por último, destacar que aunque el libro es el «primero» de una saga, es autoconclusivo. Lo puedes leer, no leerte el siguiente, y no se te queda nada gordo abierto. Sí que da pie al siguiente libro, pero lo hace bien. El libro está terminado.
Lo menos mejor
Cae en algunos clichés que no me terminan de gustar: listo inadaptado, gay que conoce todos los sitios oscuros, vaco levanta-piedras, chica obsesionada con la celulitis…
A ver, en serio, ¿qué es eso de la celulitis? Resulta que Antonia, que según Juan mide metro y medio y pesa «50 kilos con la ropa mojada», tiene la casa llena de botes de anticelulítico. Aparte de que no me cuadra que una mujer que se cuida tan poco (casa hecha un caos, viste siempre igual…) tenga la casa llena de anticelulíticos, una mujer tan delgada no puede tener mucha celulitis. Puede tenerla, sí, pero no tanta como para tener botes por todos los lados. Aparte de que Antonia es lo suficientemente inteligente como para saber que esas cremas son poco menos que un engañabobos. Os parecerá una tontería, que lo es, pero me tiene mosca el tema del anticelulítico. Exijo resolución satisfactoria.
Se dice sarcásticamente que Jon no está gordo, y nos da las medidas: casi 2 metros, y 100 kilos. Juan, Jon no está gordo. Más si tenemos en cuenta que levanta piedras. Jon estará mazao, pero gordo no está. ¿Otra tontería? Pues también. Pero soy mujer que ha usado anticelulíticos y que siempre ha estado gorda. Sé de lo que hablo.
Tiene alguna pequeña cosilla por desconocimiento, como el miedo de un policía de ir a la cárcel y encontrarse con aquellos a los que ha encarcelado. Muy cinematográfico, pero eso es muy difícil que suceda en España: los policías, militares y guardias civiles van a un módulo o departamento especial, precisamente para evitar eso.
Me encontré en un capítulo con el hito temporal «mas o menos a la hora (en la que pasa chiriblusfis)». ¡¿CÓMO QUE «MÁS O MENOS A LA HORA»?! ¿Qué marca de tiempo es esa? ¿Cuando vayan a Sol vas a poner «más o menos donde está el oso»?
Conclusión
Un libraco, cómpratelo. No, no me paga ni Juan ni Penguin (O-JA-LÁ), es que es un libro que está guay tener. También puedes ir a una biblioteca, que estará en todas.
Y ahora matizo: no te va a cambiar la vida. No estamos hablando de Momo, de La metamorfosis o de El Quijote. Juan no va a cambiar la historia de la literatura con lo que lleva escrito, y no parece ser su intención. Juan escribe buen entretenimiento. Y parece que le va bien en la vida.
Esta es una novela de suspense, pero buena, bien escrita, divertida. Esto lo diferencia de otros autores de este género más mediocres: no se centra solo en la acción, aunque es lo más importante, sino que cuida también de la estructura, la gramática, en fin, de la parte más literaria. Y lo hace sin hacerlo sobrecargado, que en una novela de suspense le pega lo que a un santo dos pistolas.
Si eres de los que solo leen «alta literatura» (sea lo que sea eso), no te va a gustar. Así que cómpratelo para poder darle con tu látigo crítico con conocimiento de causa. Si eres una persona ecléctica, como yo, que le gusta leer de todo y no siempre le apetecen cosas profundísimas, este es un buen libro para descansar y disfrutar.
Bonus
Juan tiene algo en contra de que yo me organice mentalmente su obra.
No, en serio: antes he dicho que me he leído un libro de «dios» porque no sé si es «Espía de» o «Contrato con«.
Pero es que además no sé si va antes El paciente o Cicatriz (mi mente me dice primero eres un paciente y sales del hospital con una cicatriz, pero lo mismo lo estoy flipando).
Y esta saga es Reina Roja, Loba Negra y Rey Blanco. Para mi es «la saga de los colores» y no sé cuál me toca ahora. Lo tengo apuntado.
Y me leeré el siguiente, claro, porque Reina Roja lo he disfrutado mucho (y porque me ha dejado un flequito abierto que tengo que seguir).